La necesidad de vestirse surge en el hombre de las cavernas, para combatir las inclemencias del tiempo, y para ello cazó animales y se abrigó con sus cueros o pieles.
Las explicaciones religiosas hablan del pudor como una causal de la necesidad de vestirse.
Con el transcurso del tiempo, la ropa comienza a asociarse a la ubicación en la sociedad, dependiendo estos ropajes, de la modestia personal, la ostentación o el lujo, las posibilidad es económicas, las actividades laborales, etc.
Las modas son cambiantes, pero cada vez más se busca la comodidad y la simplicidad, aunque en la historia de la indumentaria se han usado mantos, jubones, casacas, túnicas, uniformes, monos, trajes, vestidos de cola, taparrabos, etc., según la cultura y las costumbres de cada región y época.
Además de las ropas realizadas con pieles y cueros, que siguen usándose, la ropa comenzó a ser realizada por telas fabricadas en telar.
Mantos:
Prenda de vestir parecida a la capa, sin mangas, larga, ancha y abierta por delante, que cubre desde los hombros o la cabeza hasta los pies y se lleva sobre la ropa
Jubones:
Jubón femenino: corto hasta la cintura, con cuello de tirilla y sin mangas. Se confecciona con cuatro paños: dos delanteros y dos espaldas. Los delanteros, con un pronunciado pico, se cierran por delante con veinticinco ojales que se corresponden con el mismo número de botones con el alma de madera y forrados con un cordoncillo que forma un tejido en ligamento tafetán. La espalda con costura en el centro se interrumpe a la mitad y, a partir de ahí, se ajusta al torso con nueve ojetes a cada lado de los paños de espalda. El cuello de tirilla remata en pequeñas piezas rectangulares que recorren todo el perímetro del cuello.
La túnica:
era una prenda interior y sin mangas que llevaban los antiguos y les servía como de camisa
La túnica:
era una prenda interior y sin mangas que llevaban los antiguos y les servía como de camisa
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